Compañeros improvisados de viaje

Danos tus estrellas!

¿Qué hubiera sido de nuestra vuelta al mundo sin la gente que nos cruzamos por el camino? Pues seguramente que se hubiera quedado «coja» y nos hubiéramos perdido una de las mejores experiencias que te ofrece viajar: compartir momentos. Ahora cuando pensamos en Perú no sólo nos acordamos de Machu Picchu o cuando recordamos Kuala Lumpur no sólo nos viene a la mente las Torres Petronas. Gracias a Couchsurfing, a amigos españoles que están fuera o a gente local que se cruzaron en sus países con nuestros pasos, tenemos recuerdos inolvidables que hacen que nuestro viaje algo aún más grande. Y les queríamos brindar este pequeño homenaje:

Quién nos iba a decir que aquella mujer que conocimos en el Cañón del Colca por casualidad, acabaría recibiéndonos una semana después en su casa de Puno… Haydée nos trató como si fuéramos sus nietos, éramos «Maricita y Danicito», nos llevó a comer a un pueblo cercano y nos permitió disfrutar junto a su familia de las fiestas que se celebraban aquel día en esta localidad peruana a orillas del Lago Titicaca, viviendo momentos que de otra manera hubiera sido imposible. Como cuando nos disfrazó con los trajes típicos… ¡Momentazo!

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Casualidades de la vida hicieron que en Cuzco conoceríamos a otros blogueros de viajes españoles, Noelia y Rafa, que también estaban en un gran viaje recorriendo América desde Alaska hasta Ushuaia. Fue genial compartir unas cervezas con ellos, viajaban por Sudamérica en un coche que se habían comprado y que les permitía salirse de cualquier ruta común, unos aventureros natos. ¡No dejéis de explorar!

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Nuestra primera experiencia Couchsurfing en el viaje fue en la ciudad más austral del mundo, Ushuaia. Pero lo mejor de todo es que la puerta nos la abrieron Bruna y Víctor, una portuguesa encantadora y un francés que parecía de Buenos Aires por su acento. Pasamos unos días inolvidables con ellos, hicimos un asado, nos enseñaron la ciudad y nos contamos batallitas, de las que ellos tenían miles ya que llevaban viajando más de cuatro años seguidos (ya no era un viaje, era su vida nómada) en los que habían trabajado en Nepal o Nueva Zelanda entre otros. También compartimos ratos con Ana y José, para recordar las empanadas made in Tucumán. ¡Nos vemos por el mundo!

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Cuando nuestro amigo chileno Diego se enteró que pasaríamos por su país, nos dejó bien claro que las puertas de su casa estarían abiertas para nosotros, así que no desaprovechamos la ocasión de conocer a su madre y su hermano. Nos recibieron en Viña del Mar, e incluso su madre se vino con nosotros a la vecina Valparaíso donde nos enseñó algunos rincones de esta colorida ciudad. ¡Gracias!

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De tenerlo de compañero de oficina en Madrid hacía cinco años, a pasar la nochebuena juntos en Nueva Zelanda, son los caprichos del destino. Y Pedro y Jesús son el ejemplo perfecto de dejarlo todo por un país que te enamora a primera vista, allí se han establecido y son felices con razón. Los paisajes de este país te quitan el aliento, pero nosotros en su casa pudimos recuperar el que nos faltaba en ese momento y tuvimos una auténtica navidad al estilo «kiwi» con barbacoa incluida. ¡Sois unos cracks!

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Otro español por el mundo que conocimos gracias a un buen amigo fue David, que justo se estaba instalando en Sydney para empezar una nueva vida, después de estar varios meses viajando por Asia. Con él compartimos buenos ratos y un día tan especial como el fin de año, que nos lo pasamos entero en el parque de la bahía para ver los fuegos artificiales, que fueron espectaculares. Un placer amigo y… ¡mucha suerte! 

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Nos preguntábamos si poner por primera vez el pie en Asia en una ciudad caótica como Yogyakarta sería chocante, pero gracias a Siti y Maarten, una chica indonesia y su novio belga, nos lo pusieron más fácil. En su casa convivimos esos días también con sus dos pequeños y Citra, otra indonesia encantadora. Nos llevaron a comer a sitios chulos, descubrimos rincones secretos de la ciudad y compartimos muchas anécdotas. ¡Os esperamos en España!

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La alegría contagiosa de Nam Bo, nuestra guía durante los tres días de trekking en los que fuimos desde Kalaw hasta el Lago Inle en Myanmar, hizo que pasaramos unos ratos muy divertidos y aprendimos un montón sobre la cultura birmana. Estaba estudiando para ser profesora así que… ¡te queremos ver seguir enseñando!

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Cuando estuvimos en Tokyo tuvimos la suerte de coincidir con David, más conocido como Flapy, que se desenvuelve en Asia como pez en el agua y lleva viendo en Japón unos cuantos años ya. Junto a él y su amigo José que también vive allí fuimos a cenar sushi, a dar la nota en un karaoke e incluso a los míticos fotomatones frikis en una noche típicamente japonesa. ¡Nos lo pasamos genial chicos!

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Tampoco se me olvidará cuando hablando con unos monjes en Myanmar y les dije que era del Atleti, me dijeron el resultado de como habían quedado el día anterior (imaginad mi cara de asombro), o de cuando preguntamos a una mujer en Malasia como llegar a un centro comercial y sin dudarlo nos llevó en su coche junto a sus hijas hasta la misma puerta. Memorable. Y como estas hay muchas personas más que formaron parte de nuestro viaje de una u otra forma y que no olvidaremos, así que a todos los que os cruzasteis en nuestro camino, por hacerlo aún más especial… ¡gracias! smile

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3 Comentarios

    El Da (David) 8 mayo, 2014 Responder

    Creo que la contrapartida es mas que grata, vosotros y vuestro ideal de vida os hace mas grande alla por donde pasais. Todo son buenos momentos y dejais humildes recuerdos en cada paso, pais o viaje. Gracias a vosotros por todo, fue corto pero muuuu intenso. Un abrazo y por aqui seguire un tiempo, y ahora si mucho mas acomodado y siendo conocedor del territorio. Take care buddies.

    Qué buenos recuerdos os han dejado todos! La verdad es que os habeis cruzado con muy buena gente. Y es también por lo que ofreceis. Sois geniales

    Está claro que ocho meses da para mucho: vivir experiencias inolvidables, visitar países que te roban el aliento y conocer a gente que te hace sentir como en casa allá adonde vayas.

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