La sorpresa del Glaciar Fox y la decepción del Glaciar Franz Josef
Pasado el ecuador de nuestro periplo por la isla sur de Nueva Zelanda y después de haber visitado lugares increíbles como el fiordo Milford Sound o los alrededores de Queenstown, seguíamos la ruta por la costa oeste que nos llevaría hasta el Parque Nacional Westland Tai Poutini donde se encuentran los glaciares Fox y San Josef, parada obligatoria entre los imprescindibles de este país (aunque en realidad, esta lista es inacabable…). El día anterior habíamos dejado Wanaka, y tras pasar por las Blue Pools hicimos noche en un camping del DOC en el Lago Paringa, donde a parte de ser devorados por las puñeteras sand flies (peores que los mosquitos) como en la mayoría de sitios de la isla sur, repusimos fuerzas antes de visitar estos dos gigantes de hielo. ¡Comenzamos la visita!
Glaciar Fox, agradable sorpresa
Pasando el Río Fox encontramos Weheka, una pequeña concentración de moteles y negocios que sirve como base para visitar la zona, aunque sólo paramos para informarnos en el Centro de Visitantes. Llegamos antes de que abrieran y aprovechamos para calentar un poco de leche y desayunar (es lo que tiene ir con la casa a cuestas), una vez abrieron y nos atendieron salimos de allí rumbo al aparcamiento del glaciar Fox que está bastante cerca. Teníamos la intención de hacer la Ruta Chalet que nos habían recomendado de una hora y media de duración a través de bosque hasta un mirador de la cascada de hielo inferior del glaciar, pero el camino bordea zonas de arroyos y estaba cortada debido a la crecida del río como nos habían advertido, es una zona peligrosa cuando hay lluvias. Así que hicimos la Ruta del Glaciar Fox, la más popular que llega hasta la base del glaciar, que sí estaba abierta.
Tras salir del aparcamiento empezamos a caminar por el valle que ha sido esculpido por las morrenas y el hielo en el retroceso del glaciar durante cientos de años, y en una hora llegamos al mirador del Glaciar Fox, que en la parte baja y más visible estaba bastante sucio por los restos de tierra caídos de la montaña, pero aun así nos pareció impresionante. La enorme masa de hielo del Glaciar Fox (o Te Moeka / Tuawe en maorí) se extiende por 13 kilómetros hasta desembocar a poca distancia del bosque, aunque por desgracia está retrocediendo a un ritmo muy acelerado. Nos tuvimos que conformar con admirarlo desde la valla, aunque algunos grupos de personas la cruzaban en dirección al glaciar acompañados de unos guías dispuestos a escalarlo. Sí, se puede hacer un trekking sobre este glaciar, pero nosotros ya habíamos vivido la experiencia apenas hacía un mes y medio en el Perito Moreno y había que cuidar el bolsillo.
La verdad es que de todo lo que habíamos leído y escuchado antes de ir, el protagonismo siempre se lo daban al Glaciar San Josef, por lo que quizá esperábamos que el Fox fuese algo menor. Por eso fue una agradable sorpresa el llegar tan cerca y disfrutar de una panorámica espectacular de este enorme glaciar. Las bajas expectativas, nos alegraron la visita.
Glaciar Franz Josef, gris decepción
Volvimos a la furgoneta y continuamos la carretera dirección norte hasta llegar a otra nueva concentración de casas, esta vez era la base para visitar el Glacicar San Josef. Allí comimos y nos pasamos por el Centro de Visitantes antes de salir para el glaciar, y el día cada vez se ponía más feucho. Al igual que en el Fox, en San Josef también se puede contratar una excursión para hacer trekking sobre el hielo, incluso sobrevolarlo en helicóptero y aterrizar en el mismo glaciar, aunque los que se decidan a hacerlo tienen que rezar para que no las suspendan, lo cual ocurre a menudo por el tiempo tan cambiante. Pero nosotros no tendríamos ese «problema», sólo hicimos la Ruta del Glaciar San Josef para llegar al mirador más cercano, aunque igual también conviene rezar para poder hacer esto porque las inclemencias, desprendimientos y riadas la pueden cerrar en cualquier momento.
El Glaciar Franz Josef mide 12 kilómetros, aunque en los últimos años ha sufrido un retroceso brutal y este dato por desgracia quedará obsoleto relativamente pronto. Tras una hora y media de caminata con una lluvia intermitente llegamos al mirador, desde el cual, sólo podíamos intuir el glaciar. La parte alta estaba totalmente tapada por la niebla, pero la baja y más cercana, era prácticamente inexistente. Todos sabemos que el cambio climático está provocando grandes desastres, pero este glaciar está muriendo a una velocidad de vértigo.
Como nos informaron los carteles, en apenas unos años había menguado tanto que en su parte final casi no se reconocía, lo veis en la foto de arriba. Tras haber retrocedido muchos kilómetros (se cree que hace miles de años llegaba hasta el mar, situado a 20 kilómetros), en 1985 entró en una -pequeña- fase de avance que se terminó en el 2008 cuando comenzó a retroceder de nuevo. Las personas que lo hayan visitado antes que nosotros (finales de 2013), prácticamente no lo reconocerían. Nos «consolaron» las impresionantes cascadas que caían desde las montañas de alrededor, que aunque cueste decirlo, nos gustaron más que el propio glaciar. En esta ocasión, y al contrario que en el glaciar Fox, las altas expectativas, nos empañaron la visita.
El Lago Matheson, cuenta pendiente
Desde Weheka, el punto base de visita del Glaciar Fox, sale una carretera en dirección hacia la costa por la que a 6 kilómetros se llega hasta el Lago Matheson, uno de los lugares más fotografiados de Nueva Zelanda. Allí se puede hacer una caminata que bordea el lago (una hora y media aprox. ida y vuelta) en la que se obtienen unas vistas geniales del Monte Cook, el pico más algo del país, reflejado en las cristalinas aguas del lago. Si el día está despejado claro, como no era nuestro caso ni siquiera nos acercamos… Cuenta pendiente.

Lago Matheson (Foto: Matt Westoby en flickr)
Más información:
– Información DOC área del Glaciar Fox
– Inormación DOC área del Glaciar Franz Josef
– Hoteles en la zona
– Acampada en la zona
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A nosotros nos pasó exactamente lo mismo. Sorpresa con el Fox y decepción con Franz Josef. También nos hizo un mal día y no pudimos ver las vista desde el lago Matheson, y eso que estuvimos un par de días por allí, ¡una pena!
Probablemente los que os comieron no fueron los mosquitos (que seguramente tb) sino las sand flies que son como las mosquitos de fruta, que parece que no pero son peores que los mosquitos…lo sufrimos unos 3 meses, desesperante.
¡Saludos!
Hola Alvaro, tienes razón ya he corregido lo de las sand flies, allí sabíamos el nombre pero se nos había olvidado… que guerra nos dieron!! jajaja! Es una pena que en tan poco tiempo el glaciar haya cambiado tanto :( Veo que no somos los únicos con esta sensación, y tendremos que volver para saldar cuentas con el Lago Matheson. Gracias por comentar, ¡saludos!
Impresionantes paisajes, aunque una pena como la majestuosidad del Glaciar Franz Josef poco a poco se está viendo disminuida. Hay que ir cuando antes por allí, quien sabe cuantos paisajes de ensueño perderemos de aquí a poco más de una década.
¡Saludotes!
Pues sí, se están perdiendo a una velocidad increíble, no quiero imaginar como estará aquello dentro de 5 años… :_(
Saludos!
Yo estuve en 1994. Buscaré fotos e igual hago hasta un post y nos podemos intercambiar una foto de antes y después. Te hace un postamigo en el tiempo?
Bfff lo que habrá cambiado en tanto tiempo… Me parece buena idea Héctor, y hacemos un collage comparando tu foto y la mía 20 años después