Aiguille du Midi, la ventana al Mont Blanc en Chamonix

En una de nuestras últimas escapadas del 2015 estuvimos de visita familiar por Suiza, ocasión que aprovechamos para cruzar la cercana frontera con Francia y cumplir uno de esos sueños viajeros que teníamos desde hace mucho tiempo: subir en un teleférico para ver de cerca el Mont Blanc y los picos nevados de los Alpes. Para ello hay que llegar por carretera a Chamonix, desde donde se hace esta visita que nos hizo sentirnos en el techo de Europa.

Chamonix y el teleférico del  Mont Blanc

Chamonix es un pequeño pueblo francés que se ve colapsado por esquiadores en temporada y montañeros en busca de aventura, y que sirve de acceso para el turista a uno de los miradores más impresionantes de Europa al estar situada a los pies del Mont Blanc. Se trata de Aiguille du Midi, una escarpada montaña donde se sitúa el famoso mirador al que se llega a través de dos tramos de teleférico (del que dicen es de los más verticales del mundo). Desde la estación de salida en Chamonix se compran los tickets hasta la cima (58,50€ i/v), nos hacemos con un buen sitio en ventanilla y pasamos por encima de los frondosos bosques hasta llegar a los 2.317 metros, donde se encuentra Plan de l’Aiguille, la primera parada.

Desde allí ya tenemos una fantástica vista del Vallée Blanche, hay varias rutas sencillas de un par de horas que se inician en este punto para los que se animen, pero hacemos transbordo directo al segundo teleférico que nos lleva sobrevolando glaciares hasta los 3.777 metros de Aiguille du Midi.

Los miradores de Aiguille du Midi

Después de salvar un desnivel de 2.747 metros en cuestión de unos minutos, ahora sí… ¡estamos en la cima de Europa! Tenemos a un golpe de vista los picos de las principales cumbres de los Alpes repartidas entre Francia, Suiza e Italia, y glaciares que se alargan hasta donde llega la vista. Increíble.

Aunque la fama la tiene el Mont Blanc con sus 4.810 metros de altura, su cumbre de forma redondeada y perspectiva desde Aiguille du Midi no es ni mucho menos lo más impresionante del lugar, por lo que desde cualquier mirador o terraza de las que hay según vas girando 360 grados, el resto de panorámica del paisaje es igual de sorprendente, sino más.

Cruzar por la pasarela que comunica con la cresta central es otra de las grandes experiencias, aunque es corta, no deja de estar sobre un gran desfiladero con un telón de fondo que corta el aliento. Un escenario de película.

Al otro lado visitamos Espacio Vertical, un pequeño museo dedicado al mundo del alpinismo; te puedes tomar una cerveza ‘por todo lo alto’ en la cafetería; y disfrutar con Espacio Mont-Blanc, una sala con grandes cristaleras y miradores con algunas de las mejores vistas de la cima.

Y por último, subir hasta los 3.842 metros de Paso al Vacío y asomarse a su vertiginoso mirador de cristal es de obligación para sentir los escalofríos de tener bajo los pies más de mil metros de vacío, aunque tuvimos la mala suerte de que el ascensor estaba estropeado y no pudimos experimentarlo. Nos queda pendiente, aunque tuvimos el consuelo de disfrutar de un día estupendo y despejado que nos compensó con creces en el resto de miradores tongue

Desde que se sale hasta que se regresa de nuevo a Chamonix esta visita puede hacerse en 3 horas tranquilamente y sin prisas, aunque recomendamos hacerlo lo más temprano posible para evitar las aglomeraciones, y así también aprovechar después para hacer una visita a Montenvers-Mer de Glace, otra de las excursiones más populares desde Chamonix y que os contaremos en un próximo post.

Más info:

• Reserva desde 79€ en Chamonix Lodge
• Reserva desde 89€ en Hotel La Source
• Reserva desde 109€ en Hotel Mercure Chamonix Les Bossons
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